Kelp - NOAA's National Ocean Service

También en el mar, como en la tierra, la producción primaria mediante fotosíntesis constituye la fuerza motriz para la conservación de la vida. Pero a diferencia de la tierra, donde predomina la vegetación y los árboles crecen hasta alcanzar un tamaño enorme, la mayoría de los productores primarios del mar son minúsculos. Sólo las grandes algas de las aguas someras en las costas alcanzan un tamaño gigantesco.

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En bosques de algas y praderas de hierba marina

La fotosíntesis es el proceso mediante el cual las plantas verdes (y otros organismos que contienen clorofila) utilizan el agua, el dióxido de carbono (CO2) y la energía de la luz solar para producir glucosa y otros productos orgánicos simples, que son reservas de energía o la base para nuevas sustancias orgánicas. Con escasas excepciones, esta producción primaria es la única forma de captar energía que permite el mantenimiento de la vida sobre la Tierra.

En el medio marino, la fotosíntesis sólo se lleva a cabo en el litoral y en la zona iluminada del océano abierto (zona eufótica). Todos los demás organismos marinos, incluidos los que viven en las zonas oscuras y en las profundidades, dependen en última instancia del crecimiento de los productores primarios, aunque estén alejados temporal y espacialmente.

El agua absorbe fácilmente la luz solar y, aunque determinadas longitudes de onda penetren más profundamente que otras, la luz queda absorbida por completo entre los 200 y 400 m de profundidad. De ahí que la producción primaria esté limitada a las plataformas continentales poco profundas y a las aguas superficiales de los océanos abiertos que, en conjunto, representan sólo una pequeña proporción del volumen total de los océanos.

Talo de algas
En la base del talo con forma de hoja hay unas vesículas llenas de gas que les permiten flotar y mantienen a las algas en posición vertical en el agua.

Algas - verde, pardo y rojo

En las proximidades de las costas, a menudo hay una importante presencia de algas, fijadas en su mayoría a las rocas u otros sustratos duros en las aguas someras. Se agarran al suelo con órganos de fijación especiales, que no tienen nada que ver con las raíces de las plantas terrestres, y forman con frecuencia densas poblaciones o “bosques”, que presentan una clara zonificación. En la zona intermareal superior predominan las algas verdes. Por debajo de dicha zona se encuentran las algas pardas, entre ellas Fucus vesiculosus y Ascophyllum nodosum, cuyas vesículas o nódulos contienen gas que les permite flotar y mantener una posición vertical en el agua.

Por debajo de las algas pardas, en las zonas intermareales inferiores, aparecen las algas rojas y, aún más abajo, las especies de grandes algas como las laminarias (Laminaria japonica o Laminaria hyperborea). Cada zona de algas representa un tipo de hábitat específico, con una composición típica de especies de flora y fauna.

Las algas fijas, grupo al que pertenecen también las algas verdes de agua dulce, está formado casi exclusivamente por las algas pardas y rojas marinas, están distribuidas por todo el mundo y, en contra de la tendencia general, están presentes con gran variedad de especies tanto en aguas templadas como frías. Según los conocimientos actuales, destacan por la diversidad de especies el Pacífico noroccidental y el Atlántico occidental, tanto tropical como subtropical, mientras que el sur de Australia se caracteriza por el elevado número de especies endémicas (que sólo existen allí).

En amplias zonas de las regiones templadas y subárticas, los fondos marinos duros por debajo de la línea de bajamar suelen estar poblados de grandes algas pardas que forman espesos bosques de kelp. Originalmente, el término kelp se refería a la ceniza de algas marinas que en el siglo XIX se utilizaba, entre otras cosas, para obtener soda, carbonato potásico y yodo. Posteriormente, el término se aplicó también a las propias algas de los géneros Macrocystis, Nereocystis y Laminaria. Si las algas alcanzan la superficie del agua, se habla de bosques de kelp; si permanecen por debajo, de lechos de kelp. Se encuentran normalmente en las corrientes frías del Atlántico y del Pacífico y, ocasionalmente, también en las aguas tropicales donde hay afloramientos de aguas profundas frías hacia la superficie.

Algas pardas
Algunas algas pardas como el kelp gigante (Macrocystis pyrifera) pueden alcanzar la respetable longitud de 100 metros. Los grandes frondes pueden crecer diariamente hasta 60 centímetros. (Photo: NOAA)
Los órganos de soporte de las algas marinas
Los órganos de soporte de las algas marinas sólo sirven para su fijación al sustrato y no para su alimentación, como ocurre con las plantas terrestres.

Diversidad en cifras: biodiversidad de las grandes algas Fuente: modificado a partir del texto de DM John e I Tittley, en WCMC (1992).

 órdenesgénerosespecieshábitat
Clorofitas (algas verdes)81701040predominantemente marino
Feofitas (algas pardas)142651500marino
Rodofitas (algas rojas)16< 555< 2.500predominantemente marino

 

Sin embargo, también existen bosques de algas que flotan libremente. La concentración mayor y más conocida es el llamado mar de los Sargazos, una zona del Atlántico, de unos 8 millones de kilómetros cuadrados, situada al este del Golfo de México. En las cálidas aguas de la corriente del Golfo, prosperan sobre todo dos especies de algas pardas de la familia de los sargazos (Sargassum natans y Sargassum fluitans), que cubren grandes extensiones y se reproducen vegetativamente. Su masa total se estima en 4 - 10 millones de toneladas de peso en fresco. Especial importancia adquiere el mar de los Sargazos como zona de desove para la anguila de río europea (Anguilla anguilla) y como hábitat de la tortuga boba o cayuma (Caretta caretta), conocida también como falsa carey, que desova en las costas norteamericanas.

Los bosques y lechos de kelp son altamente productivos y ofrecen un hábitat especial para una gran diversidad de organismos marinos. A pesar de las enormes biomasas de hasta 100 toneladas de algas pardas por hectárea, son pocos los organismos que se alimentan directamente de las plantas vivas. Se estima que sólo un 10 % de la biomasa de algas producida se introduce en la red trófica por parte de organismos herbívoros; la mayor parte sólo se reutiliza una vez descompuesta (detritos) o como sustancia orgánica disuelta.

Las algas rojas también participan en la formación de los arrecifes de coral, que albergan una flora de algas propias y, por lo general, muy diversa. Seguramente aún no conocemos todas las especies de algas rojas secretoras de calcio que participan en la formación de los arrecifes. También los manglares tropicales y subtropicales disponen de una flora de algas típica, diferenciándose de las costas blandas de aguas someras de la zona templada, mucho más pobres en especies. En general, las costas arenosas disponen de un menor número de especies y, a menudo, suelen representar una barrera para la propagación.

Las modificaciones de la forma costera, especialmente la construcción de “rocas” artificiales como malecones de puerto o cimentaciones de obras, pueden contribuir al aumento local de la diversidad de especies cuando, por ejemplo, ofrecen superficies de colonización adicionales en las costas arenosas. Por otra parte, la contaminación marina, sobre todo en las bahías protegidas, en los bosques de mangle y los arrecifes de coral, ha provocado una pérdida de especies y fomentado la supervivencia de las especies más resistentes.

Photo: University of Southern Mississippi Gulf Coast Research Laboratory.
Matten aus freischwimmendem Sargassum bieten vielen Tieren Schutz und Lebensraum.
Praderas de hierbas marinas
Praderas de hierbas marinas iluminadas en las aguas poco profundas de los cayos de Florida (Photo: Paige Gill, NOAA)

Verdes praderas bajo el agua

Las aproximadamente 45 especies de hierbas marinas que se conocen en todo el mundo pertenecen al grupo de las fanerógamas (plantas con flores). Aunque las hierbas marinas no alcanzan un tamaño tan respetable como algunas algas, su denso crecimiento y el imbricado sistema de raíces contribuyen a la fijación del suelo marino cerca de las costas. Fomentan la sedimentación, fijan abundantes nutrientes en sus hojas y raíces, y son el hábitat de una rica fauna bentónica. La mayoría de las especies producen flores y la fertilización se realiza mediante polen flotante.

Las hierbas marinas a menudo son el soporte de grandes poblaciones de algas epifíticas y pequeños animales, que constituyen una importante fuente de alimentación para los peces herbívoros y otros organismos nadadores.

Cuando en los años 30 las poblaciones de Zostera marina fueron destruidas por una enfermedad fúngica a ambos lados del Atlántico, los efectos devastadores se manifestaron también en otra parte: en el plazo de un año, las poblaciones de barnacla carinegra (Branta bernicla) se redujeron hasta el diez por ciento de la densidad existente el año anterior al desaparecer las praderas de hierba marina cubiertas por las aguas someras, su principal alimento en sus cuarteles de invierno hasta entonces. En amplias zonas, algunos moluscos, gasterópodos y crustáceos desaparecieron por completo y los bancos de peces disminuyeron

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